Varias marcas de televisores competían en el mercado: al pionero Capehart se le agregaron Admiral, Sylvania, Dumont, R.C.A., Zenith y C.B.S. de Columbia.
Y en octubre apareció la primera revista especializada, Teleastros, editada por Julio Korn con gran lujo, con fotos en color, incluyendo tridimensionales (con anteojos acompañando a la revista). Un precio muy elevado (cinco pesos, cuando Antena costaba uno con veinte) y un mercado todavía reducido, trajo por resultado que sólo se publicaran tres números (con Atahualpa Yupanqui, Ana María Campoy y Alberto Closas respectivamente en tapa).
No es de extrañar que sus principales avisos fueran de televisores. En la contratapa Telereceptores Dumont "el primero con lo mejor en Televisión. Distribuido por Millet, Santa Fe 2353 ". En la retiración de tapa Admiral enfatizaba "1.636 centímetros cuadrados, pantalla súper gigante especial ". En la retiración de contratapa Sylvania aludía a claras reminiscencias peronistas: "El televisor que ha conquistado la preferencia de la mayoría, por sus notables ventajas técnicas y presentación!... Véalo funcionar!... usted también será SYLVANISTAL. ".
Un televisor Admiral podía conseguirse desde $ 9.950, eso sí, en 12 cuotas. Había que recurrir a los Reyes Magos para conseguir semejante dineral, según se desprende de un aviso de Millet publicado en Clarín (5.1.53): "Quede como un rey con este presente de reyes. Los Reyes Magos deben llevar a su hogar el mejor de los regalos. Un magnífico televisor Admiral ".
Aunque las imágenes del canal 7 no llegaran a las provincias argentinas, sí traspasaban fronteras: se podían sintonizar desde Carmelo, tierra de origen del oriental Juan Carlos Mareco.
Todo era muy caro, indudablemente se iba a pérdida, pero así son las reglas de juego en las etapas iniciales de toda actividad económica. Nadie dudaba que, en poco tiempo más, se conformaría una audiencia que cambiara la tendencia.
Las agencias de publicidad comenzaban a jugar un rol preponderante. Así Naicó Propaganda producía programas tan variados como Tropicana Club, ¡Cómo te quiero, Ana!, París, siempre París, Ciclo de teatro universal, Modas en TV y Por los caminos de mi tierra.
Alberto Moneo nos cuenta que "cuando Naicó compró todos los espacios, puso un «kiosco» más grande que todos los sueldos que teníamos. Sueldo Piñeyro era más importante que hoy Suar. Tenía veinte productores, cada uno tenía dos o tres clientes. Cuando se peleó con alguno se llevaban los clientes. Era un monstruo, como Walter Thompson. Tenía contratados a Campoy-Cibrián, prácticamente todos los espacios, de la mañana a la noche, todos los días. De Lucca también estaba. Las agencias a veces vendían los espacios comprados. El padre de Marcelo Simonetti tenía gran habilidad para comprar espacios ".
Tan importante (o más) que la producción de programas, era de venta de avisos. En el número inicial de Teleastros Telepublicidad Litman daba cuenta que "La publicidad por TV crea ventas entre el público de mayor poder adquisitivo ".
De la oferta de sus servicios se extraen interesantes conclusiones: "En núes-tros espacios publicitarios puede usted anunciar en períodos mínimos de 10 segundos y en espacios máximos de 3 minutos.