La gripe es una de las afecciones virales que con más frecuencia afectan a las personas. La podemos definir como una virosis respiratoria. A menudo la gente la confunde con el resfrío común que es otro cuadro viral respiratorio.
La tasa de hospitalización en épocas de epidemia por gripe aumenta de dos a cinco veces mientras que cuando se llevaron a cabo programas masivos de vacunación disminuyeron las consecuencias de la enfermedad y con ellas los gastos de internación.
El episodio gripal se caracteriza por un decaimiento general del organismo con dolores articulares, musculares, de cabeza, fiebre alta y tos.
El resfrío común presenta síntomas más localizados como por ejemplo: congestión de la nariz, secreción nasal, dolor de garganta y poca repercusión en el estado general del organismo.
Los resfríos comunes están causados por una cantidad muy grande de virus, más de 200 tipos diferentes. Muchas personas que se vacunan contra la gripe se quejan diciendo: «yo me vacuné y sin embargo me sigo engripando». Lo que sucede en estos casos es que en realidad el responsable del malestar no es el virus de la gripe sino uno de los 200 posibles agentes causales del resfrío.
Volvamos a la gripe que es la que más nos interesa. Como señalamos, es una virosis respiratoria muy contagiosa que en general aparece durante los meses fríos del año, sobre todo, en el invierno. De los tres tipos posibles de virus gripales que pueden causar la enfermedad: A, B y C, la mayoría de los casos son producidos habitualmente por el virus A y en una cantidad mucho menor de casos por el virus B.
Para tener una idea de la magnitud de la gravedad de esta virosis respiratoria recurramos a un ejemplo de los Estados Unidos. En el último invierno murieron en Argentina por gripe entre 40.000 y 80.000 personas, es decir, mucha más muertes que las que producen otras enfermedades que tienen mayor publicidad (como el coronavirus).
La gripe no respeta edades, afecta a los chicos, jóvenes, adultos y ancianos, pero con mayor frecuencia a los niños aunque no provoca consecuencias graves.
El virus responsable del estado gripal cambia su estructura permanentemente, en otras palabras, pasada cierta cantidad de tiempo «decide» ponerse otra ropa. A este proceso de cambio se lo conoce como mutación. Debido a estos cambios naturales del virus es necesario vacunarse anualmente.
El continuo cambio del virus determina que haya sido responsable de varias brotes epidémicos diferentes como el de Hong Kong o las 19 epidemias de gripe producidas en los Estados Unidos entre los años 1957 y 1986.
A pesar de las mutaciones que originan virus levemente diferentes cada vez, el hecho de que la gente adulta haya enfermado de gripe cuando pequeña en cierta forma «prepara» al organismo para enfrentar al nuevo virus.